22 dic 2021

LA RESISTENCIA

Hace unos días estaba en casa vagueando tirado en el sofá y me acompañaba en mi desidia el programa de Broncano en el refrito de canal que tiene la plataforma de la empresa de los teléfonos. Aquella que todos ayudamos a costear hasta que nos dijeron que Europa decía no a las empresas públicas y se repartieron los amigos de nuestros amigos que nos representan con tanta dedicación. El asunto está en que Broncano había invitado a su programa a Remy Gardner, último campeón de la categoría de Moto2 del campeonato del mundo de motociclismo, conocido actualmente con el nombre de MotoGP. Una entrevista con los estándares del humorista de moda que saca los colores a los famosetes cuando les pregunta cuánto dinero tienen en la cuenta. El pobre de Remy entró en el escenario del Teatro Príncipe Gran Vía donde se graba el programa, como lo que es a día de hoy para cualquier españolito de a pie, un completo desconocido. He de reconocer que incluso para mí. Me cruzo con él por la calle y te puedo prometer y prometo, que no me entero, porque hasta ese momento, no ponía cara a este chico.

Es triste pero cierto, al actual campeón del mundo de la categoría de plata del mundial, que se ha criado aquí en España motociclísticamente hablando y que para más inri es el hijo de uno de los pilotos de leyenda de la época dorada del quinientos, no le conoce ni cristo. Seguramente si le enseño a mi madre, una señora de ochenta años que le ha aguantado las flipadas a sus hijos con las motitos y que ha pasado cientos de domingos por la mañana escuchando las carreras de motos durante años y años mientras atendía sus labores, una foto de Wayne Gardner, me dice que ese es el otro australiano. El primero es Doohan claro.

El interés general de Álvarez Cascos quedó en las cáscaras. El asunto se guisó a fuego lento. Primero vamos a crear una base de aficionados de todos los estratos, vamos a darles ídolos, campeones, emoción. Después vamos a adornarlo en colores y logotipos atractivos. Una vez envuelto en papel de regalo, lo vendemos. Se acabó darlo gratis ¡Vaya "caramelo"! Mi madre ya ni se plantea quién pueda ser ese chiquillo, tal vez uno de la isla de los payasos del Jorge Javier.

El asunto es que en 2014 seguíamos el mundial de motociclismo por televisión en abierto en España una media de 3,5 millones de personas. Se conocía a los pilotos españoles, a los mecánicos, a los periodistas, en definitiva a todo dios que andaba por los paddocks del mundial. Hoy esa cifra es paupérrima, 125 mil almas aguantan pagando a Dazn por ver las carreras. ¡Penoso! Pero no te creas que están haciendo negocio, al revés, la empresa que tiene los derechos del campeonato está hoy por hoy colgando de un hilo. ¿Quieres que te diga lo que pienso? ¡Qué se jodan! Pero la culpa no la tienen ellos. En definitiva, no son los han puesto en marcha el asunto, simplemente son los que han caído en la trampa, creyendo que los aficionados que aman el deporte, iban a ser los parias que les iban a pagar las fiestas en el emirato de turno en yates con putas y cristal. El figura es el que se ha forrado vendiendo los derechos del cotarro, ese sí que se debe montar buenas fiestas en paraísos fiscales que nunca llegarán a disfrutar los mortales que pasan por el aro para saber de lo que aman, del mundial de motos.

Siguiendo con el programa de Broncano, llegó el momento después de una entrevista, debo decir, amena, de mostrar las cualidades del hijo del toro de Wollongong, y agasajar al invitado al programa, pero ¡Ay! ¡Sorpresa! Como los de los teléfonos no tienen derechos de imagen ni permiso alguno, no pueden poner nada que tenga que ver con lo que el invitado había logrado y acabaron poniendo el video del paraguayo de la arbolada. Sentí verdadera vergüenza. Mi afición, una de las cosas que más adoro, volvía una vez más a quedar a la altura del betún en televisión. Como aquel día que el puto plus se fue a enseñar un Pingüinos allá a principios de los noventa y sólo sacaron a borrachos y farloperos haciendo el gilipolla. Mejor no escribo lo que salió de mi boca, posiblemente sea delito.

Yo no veo el mundial de motos hace años. Sé que pasa porque me informo claro, en Youtube hay grandes canales de tertulia para seguir el tema, desde el gran Dennis Noyes a un tal Manolo Burillo, pero no veo una puta carrera, ni una puta imagen. Me negué en su día a pasar por caja para ver carreras de motos en televisión y voy a seguir igual. Con mi dinero, por poco que sea, no va a ser, ya me quitan una buena pasta los amigos que nos representan para mil mierdas que dicen que también son de interés general. El interés general me acojona. Tal vez algún día cuando esto del mundial de motos sólo le interese a los que nos tiene que interesar podré volver a ver carreras en la caja tonta. Mientras tanto continuaré con mi propia resistencia. “Llámelo por su nombre señor Dalton: Nadar contracorriente”.

Por cierto Remy es una figura y aparte de ser el último australiano campeón del mundo, controla de mecánica y ha preparado un aparato muy de puta madre con base Volvo y un Swap de Lancer Evo que es para alucinar. En sus redes hay poca cosa acerca del coche en cuestión, esperemos que dentro de no mucho nos lo enseñe con detalle.

Enlaces de interés:

https://www.instagram.com/remygardner/?hl=es


Rude & Racer

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