8 oct 2013

MOTO GUZZI MIDNIGHT PHOENIX

BELLE SORT


Creo que te lo he contado en alguna ocasión, pero siempre que tengo una Guzzi delante no puedo evitar recordar el día exacto en el que me infecté con la enfermedad que compartimos. Era yo un preadolescente y el padre de un coleguilla tenía un taller de camiones. Ir a ver a este colega era auténtico ¿Quién con trece años no hubiera querido pasarse el día entre motores y ruedas? El balón nunca me llamó. El asunto es que cuando no me tocaba ayudar en el negocio familiar, me iba con los colegas al taller del amigo, a ver que vehículo andaba por allí destripado. Una tarde de verano, al entrar en el taller, ¡ahí estaba! Era una Guzzi V50 de un camionero, que había trasroscado el tornillo de carter al cambiar el aceite. Había tenido motos delante de mí en otras ocasiones, pero fue ella la que me llamó, la que me susurró en el oído las palabras mágicas del amor eterno. El padre de mi colega, que era y sigue siendo, creo, un enamorado de todo lo que funcionara con gasolina, a verme la cara comprendió que me había enganchado a las dos ruedas y me invitó a montar sobre ella y así lo hice mientras, aquella Guzzi no paraba de susurrarme sus conjuros para hechizarme por siempre. Fue un momento genial que casi veinticinco años después sigo recordando como si hubiese sido esta misma tarde. Aquel bello hechizo no ha hecho más que afianzarse en mí, y esta preciosa Midnight Phoenix de 4h10 ha conseguido hacerme rememorar bellos recuerdos de pasión juvenil.









MCM
Fotos: Daniel Beres y 4h10


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