A pesar de
mis aparentes inamovibles principios, las “causalidades”, como diría JJ Benítez,
me hacen tomar derroteros que me alejan, sólo a veces, de mi pasión principal,
las motos deportivas. Pero este fantástico mundo de los amantes sinceros de la
motocicleta, bebe de muchas fuentes llenas de interés. Manx Cat Motosport nació
con la bandera de la pasión por la velocidad que me quema desde mi más tierna
infancia, pero existen más opciones, que me provocan, cual jovenzuelo ávido de
pelea. Por eso, me aparto por un momento del camino que tomé hace algún tiempo,
tomando un pequeño desvío, para dedicarle, aunque sea un rato a un personaje
digno de admiración y que como digo, un cúmulo de “causalidades” me llevaron a
conocerle y estrecharle la mano el pasado Viernes.
Hay
personalidades que fascinan, ciertos seres que irradian un karma que llega
incluso a hacerte ruborizar, ya que te ves delante de ellos, como un chavalín
frente a su ídolo. Quien me conoce, sabe que admiro y envidio, a partes
iguales, a aquellos capaces de decidirse, que se ponen manos a la obra, que
transforman su vida en lo que quieren, y creo no equivocarme cuando afirmo que
Miquel Silvestre es uno de ellos, de esa rara especie capaz y determinada, que
se miran un día en el espejo y sin más, cambian un destino que parece marcado a
fuego, para hacer con su vida lo que les apetece. No sé si es un hombre feliz,
lo que sé, es que lleva la pasión por lo que hace como bandera, y eso ya es
mucho decir.
Como te
decía, el Viernes por la tarde, después de una jornada tan estresante como otra
cualquiera y con el fin de semana en el horizonte, me avisan de que Miquel
Silvestre presenta su último libro “La
Fuga del Náufrago” en Plasencia, pequeña ciudad extremeña de
la que soy natural y en la que resido. Por cierto he de decir que no me había
enterado, gracias por avisarme Carlos, y es que normalmente soy como el Hubble,
me entero lo que pasa en los confines del universo, pero ni me cosco de lo que
sucede a mi alrededor. Como no podía ser de otra manera, cambio mis planes
inmediatos para asistir, sin saber realmente con quien me voy a encontrar, ya
que a pesar de ser un personaje muy conocido en nuestro mundo motero, hasta ese
momento, sólo lo conocía de oídas, por lo que había leído en las revistas sobre
alguno de sus títulos anteriores como “Europa Low Cost” ó “Un Millón de
Piedras”. Simplemente sabía de él, que era un rutero empedernido, un puerro trotamundos
que contaba sus vivencias, pero no me había llegado, como tantos otros, por que
no había visto en él, nada que llamara mi atención más allá de que ambos somos
dependientes de casi las mismas drogas.
Con un
aforo no muy nutrido, tirón de orejas a los placentinísimos, y presidiendo la
sala su GS amarilla, Miquel toma el micrófono y con voz decidida comienza a
explicar el porque de su último trabajo. De repente, las motos desaparecen de
escena, y comienza la narración tan real como fantástica de la vida de un
hidalgo español del siglo XVI, Don Francisco de Cuéllar, superviviente de la Spanish Armada , mal llamada
Armada Invencible, que tuvo a bien escribir sus peripecias en tierras
irlandesas para informar a Felipe II, de su increíble aventura. Capitán de su
nave, de Cuellar, con el resto de la flota, puso rumbo a España, sin conseguir
el objetivo de conquistar Inglaterra debido a las interminables tormentas que
se produjeron en el otoño de 1588. Tuvo que presenciar como su barco azotado
por la mar, se iba a pique y se mantuvo sobre él hasta el final, ya que no
sabía nadar. Sujeto a unas tablas consiguió poner pie en tierra en las costas
de Streedagh Strand, comenzando entonces una huída hacia delante, con el único
objetivo de mantenerse con vida a toda costa y lo consiguió a pesar de las
innumerables situaciones de peligro que sufrió, como el asedio por parte de las
tropas inglesas en un castillo del Lago Melvin que soportó junto a otros 8
españoles durante 17 días, e incluso logró evitar un intento de ser convertido
en esclavo.
En los ojos
de Miquel podía verse la pasión del investigador, que no sólo había procurado documentarse
minuciosamente, sino que había buscado esos lugares, ya que quería conocer de
primera mano lo sucedido y respirar el aire de las costas irlandesas donde yace
la nao de Francisco de Cuellar, sufrir en sus carnes las dificultades de
alcanzar la Abadía
de Staad, recorrer los senderos que recorrió el hidalgo español. Todo ello
sobre una moto, porque como él mismo asegura “Viajo para escribir, escribo para emocionarme. Y monto en moto porque
es el mejor balcón a la realidad que conozco”.
Y yo creo
que Miquel también admira y envidia a partes iguales. Él siente la llamada del
explorador olvidado, aquel capaz y determinado, aquel al que la historia no le
ha otorgado el puesto merecido, aquel al que todos deberíamos admirar, por que
vivió una vida plena, a pesar de que posiblemente la felicidad no llamara a su
puerta, pero que tuvo las agallas de tomar una determinación. Miquel, como te
dije mientras te daba la mano, estoy encantado de haberte conocido.
Castillo del Lago
Melvin donde de Cuellar resistió 17 días junto a 8 españoles, el asedio de los
soldados ingleses.
Valdez, Alaska, más
lejos no se podía ir en moto.
En pleno desierto de
Uzbekistán
Visitando
la web de Miquel podrás conocerle en profundidad.
MCM
Fotos:
Miquel Silvestre
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