Como me
queda poco tiempo para comenzar mi viaje iniciático a la meca de las carreras
de motos, tengo el corazón rozando la línea roja constantemente. Estoy
completamente frenético. Me cuesta articular palabra y cuando lo hago, salen
por mi boca mensajes indescifrables. Sudo como si estuviera en una sauna y
llevo semanas sin conciliar el sueño. Me encuentro en un estado que roza la
frenopatía. Mi nivel de excitación supera el del orgasmo masculino y encima
estoy abandonando la nicotina. Debo buscar mi tempo para conseguir
tranquilizarme, pero desde chiquillo por mis venas circula un veneno que se
activa a la mínima y lo único que me pide es velocidad. La velocidad me calma,
me relaja, templa mi ánimo. Esa sensación placentera que resulta de exprimir tu
deportiva, en esa carretera que sólo tú conoces. Vas colocando tus posaderas hacia
atrás para cargar peso en la rueda trasera y así sentir como cabalgas, mientras
tu mano derecha enrosca el acelerador hasta el tope, y dejas de escuchar. Sólo resuena
el zumbido del viento contra tu casco y el aullido del tetra rozando el límite
de la línea útil de fondo, sin parar de empujarte hacia el horizonte. ¡Qué paz!
La Yamaha R 1
nació para el placer de los hombres y mujeres que necesitan esa sensación y
Star Rotors decidió darle un toque personal que sacara a relucir la vena
agresiva, aún más si cabe. Se trata de una preparación con unos cuantos años
encima, pero es que ¡no hay nada como una deportiva para calmar mi ansia!
MCM
Fotos: Star Rotors
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